ENTREVISTA EN EL SUPLEMENTO SI!
Ex periodista, hoy creativa, abrió el placard del negocio familiar en “El telo de papá”.
Por Mariano Del Aguila
Desde que salió de ese “puntito negro en el mapa de la Patagonia”, siempre supo que escribiría sobre el Cu-Cú y sus historias (algunas del escalafón del chimento). Infidelidad y lealtad, sexo y muerte. Werchowsky, en edad escolar, intuía o sabía que el negocio familiar venía con halo misterioso, como el aparador del living de la casa, donde su padre guardaba papelería y VHS intitulados, por ejemplo, como Trolas parisinas. El primer telo de la región le dio mucha sábana por cortar.
Entrenada en el periodismo y tras un raid por muchas redacciones (incluso la del Sí!), Flor juntó fortaleza para invocar vivencias y anécdotas del negocio (ho)telero que dio de comer a su familia y a varias generaciones. Hoy podría dar charlas sobre Telología y contextos (“La infidelidad sigue siendo una conducta reprobada. Eso, hace que el uso del telo siga vigente”) y, en algún momento, ser “la hija del dueño del telo”, fue su picahielo contra el frío social. “Lo uso todavía”, pero cuando viaja (ahora vive en México) aclara: “Afuera no existe la palabra ‘telo’ y hay que explicar. Acá, Olmedo y Porcel nos dieron un manual de estilo del tema”. Cu-Cú resiste al avance del telo spa: “Aún funciona y es un clásico. El 70% de los jóvenes del pueblo debutaron en el telo de mi papá. Es conocido por el nombre y la ubicación”.
No sólo son retratados usos & costumbres de la vida pueblerina del Sur. El pre menemismo (y el post), la importación de cualquier chinada), la fisonomía de la prostitución rutera aprecen también. “Vivimos en un país tan rollercoaster , que es difícil pasar por alto detalles de los ‘90”. Signos de época, la protesta social y esa idea del negocio salvador: “Me crié en el seno de una familia comerciante. No sé como serán en otras, pero mi papá hasta hoy está todo el tiempo buscando dar el batacazo. Querer hacerse millonario con un telo o una pista de karting, es algo muy judío y también un poco italiano”.
–Vos y tu papá salen indemnes de una foto con Carlos Menen. ¿La guardás?
–Sí, la guardé. La editorial la pidió para el libro, y yo no quise ¡porque es yeta!
–Te propusieron hacer la peli, ¿que actriz elegirías para que te interprete?
-¡Que difícil! Nunca se me había ocurrido… ¿No puedo ser yo misma?
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